martes, 29 de septiembre de 2009

The Golden Triangle, parte 1 – Destination Taj Mahal

Para aprovechar nuestro segundo fin de semana largo decidimos hacer una escapada de tres días a las ciudades de Agra, New Delhi y Jaipur. La idea es visitar el Taj Mahal, un palacio considerado una de las nuevas maravillas del mundo que está emplazado a orillas del río Yamuna en la ciudad de Agra, pero como tenemos varios días libres queremos aprovechar el gasto del pasaje aéreo y vamos a conocer otras ciudades cercanas.

El recorrido empezará en Delhi, de ahí iremos en tren a Agra, luego a Jaipur, regresaremos a Delhi y desde esta ciudad volvemos a nuestra base de operaciones emplazada en Kolkata. Si unimos estas tres ciudades en el mapa se forma un triángulo. En realidad si unimos 3 ciudades cualesquiera se forma un triángulo, excepto que estén alineadas, pero en este caso están todas aproximadamente a 280 km de distancia, por lo que el triángulo es más o menos equilátero y a medida que se va de un punto a otro se recorren algunos de los lugares históricos más importantes de la época de la dinastía mongol que reinó la India. Por esta razón llaman a este triángulo “The Golden Triangle”, o por lo menos así nos lo vendió nuestra agencia de viajes.El viernes por la tarde, después de recorrer algunos “pandals” del Durga Puja armamos unos bolsos lo más ligeros posibles y nos fuimos al aeropuerto. Iba a enfrentarme nuevamente con la situación que me traumó en sobremanera hace tres semanas. De nuevo un avión, de nuevo el equipaje, las posibilidades de retrasos y el siempre presente fantasma de mi mala suerte. No quise dejar nada librado al azar. Yudo nos advirtió que por el Durga Puja, la zona de Dum Dum (donde está el aeropuerto) iba a tener un tránsito muy complicado, que toda la gente iba a estar festejando en las calles y que necesitaríamos más o menos dos horas para llegar desde el hotel hasta el aeropuerto. Como el avión despegaba a las 20:50, pedí el auto a las 17:30 horas el día anterior. Pero como ya les comenté, no iba a permitirles a mis amigos de Car Club que me arruinaran el viaje, por lo que una hora antes los llamé para confirmar la reserva. Mi otro problema, como recuerdan, fue el equipaje. Esta vez cuidé de no incluir ningún frasco cuya capacidad superara los 100 mililitros. Esto significó que no pude traer ni el Off verde extra fuerte ni el protector solar…espero no arrepentirme, igual otra opción no tenía. Por último guarde todo lo que entraba en la caja de seguridad del hotel y bajamos al lobby exactamente a las 17:30 para esperar el auto.El viaje al aeropuerto no tuvo ningún sobresalto, salvo por algunas vacas que caminaban de contramano en la autopista. Sin embargo, las dos horas que según Yudo íbamos a tardar en llegar a destino se convirtieron en media. A las 6 ya estábamos en el aeropuerto con el check-in listo y sin absolutamente nada para hacer. Más tarde nos enteramos que el avión de Kingfisher tuvo una pequeña demora por lo que estaríamos saliendo 20 minutos más tarde. No me sorprendió en lo más mínimo, me hubiera sorprendido si salíamos a horario. Mientras esperábamos la orden de embarque terminamos de confirmar que a los indios no les importa absolutamente nada lo que piense el de al lado, no tienen pudor y tampoco sentido de la moda. Antes de viajar había leído que los años dorados de la India fueron desde el 50 hasta el 70. Luego la economía se empezó a estancar y aparentemente TODO se estancó en esa época. Los peinados, la ropa y los relojes son un claro ejemplo de ello. Cuando me fui a cortar el pelo, el coiffeur me pregunto “Indian style?” a lo que repliqué rogando “No please, International style!”. De todas formas me hizo un corte muy Sandro…Con respecto a la ropa, yo estaba preocupado porque mis remeras fueran muy llamativas, pero pasan desapercibidas o incluso por “ordinarias” al lado de lo que se usa acá. También abundan los jeanes con excesos de telas, botones y cierres; y los relojes dorados como los que venden en Once son un común denominador de todo indio que quiere estar a la moda de That 70’s Show.

Aparentemente, como pueden ver en la foto, si estás mucho tiempo en contacto con los indios se te pega el desinterés sobre la imagen personal. Uno deja de usar desodorante, de afeitarse, de cuidarse y se viste, por ejemplo con camisa, bermudas de Rambo, zapatos y medias de vestir como hace el amigo oriental.Otro claro ejemplo del desinterés por el prójimo lo vivimos cuando estábamos en la sala de embarque. En frente nuestro había una señora india de unos 50 años (quizás menos, pero están muy hechos bosta en general). Ya estamos acostumbrados a que escupan y eructen, pero esta señora fue un paso más allá. Por la expresión de la cara pensamos que tenía 32 de envido. Se estaba esforzando…había algo que no salía. En eso se inclina hacia su derecha y se escucha un estruendo importante. A su izquierda, asiento de por medio estaba sentado un señor con cara de muy europeo que le tiró una mirada fulminante, el tipo no podía creer que la vieja lo despeinó a metro y medio de distancia. No necesito decirles que no pudimos aguantarnos y nos moríamos de risa…total a nadie le importa nada!A bordo del avión se volvieron a repetir una serie de eventos que nos recordaron la suerte (o falta de la misma) que me caracteriza. Para empezar, cuando nos llegó la hora del catering se habían acabado las non-vegetable meals por lo que nuestra cena consistió de una ensalada de pepinos y ajíes verdes (ni la toqué), un pan indio (que es como una tortilla mexicana, la de los tacos), dos cosas que parecían salchichas de copetín hechas de algún tipo de verdura refinada, amasada y sobrecondimentada acompañadas con arroz blanco y un postre que a simple vista era algo de chocolate, pero no, era de una masa muy parecida a la de las salchichas solo que menos picante. Lo único que comí fue el arroz blanco…Después, mas o menos a mitad del vuelo empezamos a joder con Fede sobre mi mala suerte, que en cualquier momento se acercaba una azafata para comunicarme algún imprevisto. Y créanlo o no, cuando estaba terminando la comida se me acerca una y me empieza a hablar. Yo estaba comiendo mi arrocito mirando unos videos cómicos en la tele, por lo que me agarró desprevenido. Además todavía no agarro el idioma al vuelo así que le pedí que me repitiera dos o tres veces. Me decía algo de “not from India, right?”. No me podía estar diciendo nada malo, no tenía equipaje, la Interpol ya no me busca, no maté a nadie, no hice nada, ahora que?? Debí haber puesto cara de terror porque vino otra azafata a ayudarla. Ahí me di cuenta que ellas dos y una más se estaban riendo en el fondo del avión. La otra salió a su rescate y me dice “Ella quiere saber de donde sos, no sos de la India, no?” Y señala para atrás, no se exactamente a quién. Me tranquilice un poco y le dije “No..soy de Argentina” y miré para atrás tratando de ubicar quien era la azafata que preguntaba. Cuando pensé que mi suerte por fin había cambiado, tres semanas después de haber comenzado el viaje, el viejo que estaba sentado al lado mío me empieza a dar charla. “Argentina…Lionel Messi”. Lo miré, sonreí y volví a mirar para atrás a ver si ubicaba a la azafata pero ya les dije que acá son muy insistentes, el tipo se me puso a hablar de Maradona, de la selección. Tengan en cuenta que las azafatas de Kingfisher no son poca cosa, el chairman de la compañía se jacta de elegirlas el mismo, según sus palabras son “hand-picked”. Se me pasó una buena oportunidad. Pero lo mejor del viaje llegó unos momentos antes de aterrizar. Notamos que el avión se empieza a inclinar a la derecha y en la pantalla se empezaba a delinear una U. Cuando ya habíamos dado completamente la vuelta el capi nos avisa que las condiciones meteorológicas no son de lo mejor así que vamos a dejar el aterrizaje para más adelante. “A que esto no te paso nunca” le dije a Fede. La demora no fue de mas de 20 minutos, pero sumado a los otros 20 que nos hicieron comer en Kolkata, llegamos casi una hora más tarde. Nunca un vuelo sin contratiempos!! Y eso que tomé todas las precauciones!Llegamos a Nueva Delhi a eso de las 00:15 del sábado 26, ubicamos a nuestro chofer y nos dirigimos al hotel. No pudimos ver mucho de la ciudad, solamente notamos que como todas las ciudades indias es gigante, además tengan en cuenta que es la capital del país por lo que debe ser muchísimo más grande que el resto. Vimos un poco mas de urbanización, parquización, avenidas mas anchas y un poco más organizadas, pero no tanto. La agencia de viajes nos ubicó en un hotel decente cerca de la estación de trenes, teniendo en cuenta que el tren a Agra salía a las 5:30 am, fue una decisión muy acertada. El despertador sonó a las 4:30, no llegamos a dormir ni siquiera cuatro horas. El desayuno se servía a partir de las 7, pero de todas formas nos dieron un café con leche y una medialuna del día anterior. A las 5 am nos pasó a buscar el taxi y para las 5:20 ya estábamos a bordo del tren.

Habiendo descartado completamente la posibilidad de que nuestro tren fuera como el que unirá en un futuro Bs As con Mar del Plata me imaginaba asientos de madera, basura apilada al lado de las puertas, gente escupiendo y eructando y por supuesto, mis amigas del Oly Pub. Pero no! Nos tocó un camarote para nosotros dos solos, con un fortísimo aire acondicionado (que tuvimos que bajar al toque), y unas literas para hacer mas corto el viaje. Unos minutos antes de salir pasó un flaco y nos dejó dos almohadas, unas sábanas y frazadas.

Recuerdo que estaba soñando con un bife de chorizo con fritas a caballo acompañado de una copa de latitud 33° Malbec cuando unos golpes en la puerta me obligaron a hacer un lado el plato y despertarme. No entendía absolutamente nada. No sabía donde estaba, que estaba haciendo, que era el ruido, de casualidad me acordaba mi nombre. Fede reaccionó más rápido, pegó un salto de la cama y abrió la puerta. Era el inspector gritando “Tickets please…”. Después de eso no pude pegar de nuevo los ojos.A eso de las 9 de la mañana llegamos a una estación de la que todavía no recordamos el nombre, pero que supusimos que era la de Agra, ya que los carteles tenían direcciones en Agra y además había fotos del Taj Mahal. Sin preguntarle a nadie nos bajamos. A los diez minutos, cuando nos dimos cuenta que nuestro chofer no estaba por ningún lado, empezamos a dudar si realmente nos habíamos bajado en Agra. Le preguntamos a un tipo de por ahí el nombre de la estación y nos contesto algo impronunciable. Llamamos a nuestro chofer y tampoco entendíamos nada. Pensé que si bien yo no les entendía, había una remota posibilidad de que entre ellos se entendieran, así que le pasé el teléfono al viejo de la estación. Hablaron dos minutos y como era de esperarse, nos bajamos una estación antes. No fue un error grave, la siguiente estación estaba a 6 km, las dos están dentro de Agra pero nuestro chofer nos esperaba en la siguiente. En nuestra defensa tengo que decir que la siguiente estación tampoco se llamaba “Agra” así que quizás nos terminábamos pasando, y creo que eso hubiera sido peor. Por lo menos nuestro conductor tardo solo 20 minutos en venir a buscarnos. 20 minutos que nos alcanzaron para ver, entre otras cosas:

  • Monos sentados en las vías del tren y otro mono “humano” tirándoles piedras para que se corran y no los aplaste el tren. Creo que los monos no necesitaban esta “ayuda” y se hubieran corrido solitos. Total los trenes, como todo medio de transporte terrestre en la India, abusa de la bocina y nunca te puede agarrar de imprevisto.
  • Unos tipos con lanzas, sables y espadas con turbantes y túnicas azules. El más joven debía tener 75 años, por lo que eran cuasi inofensivos.
  • Un grupo fundamentalista, o revolucionario o alguna agrupación política que recibía (o repudiaba) a alguien que estaba en un tren. Realmente no entendimos nada. Vinieron unos tipos gritando, rodeados por policías y cuando llegó el tren se tiraron a las vías y se pusieron al lado de un vagón. Después subieron al andén y seguían gritando.

Por suerte apareció nuestro contacto en Agra, nos presentó al conductor que nos acompañaría a lo largo de todo el viaje cuyo nombre no recuerdo (más bien, creo que nunca nos lo dijo) así que vamos a llamarlo Kumar, que es como el “Juan” de acá. Nos tocó una camionetita con aire acondicionado lo cual nos vino muy bien para acomodar los bolsos en la parte de atrás y nos dejaba el asiento para relajarnos y tratar de dormir los largos viajes en la ruta. Nos llevaron a un muy buen hotel a refrescarnos un poco y a encontrarnos con el guía que nos haría el recorrido en Agra y Fatehpur Sikri. Según nos dijeron, Zahid (nuestro guía local) era el más capacitado de Agra, y el que tenía mejor nivel de inglés. Ah...me olvidaba, en la agencia de viajes pedimos guías en inglés, pero como comprobamos más tarde, hay guías indios que hablaban perfecto español y los podríamos haber contratado. No se porque no se nos ocurrió…igualmente nos vino bien para practicar un poco más, total hablamos español todo el tiempo! Realmente el tipo era muy simpático, capacitado y se mereció los 500 rupees que le tiramos al finalizar el día. Nos subimos al coche y empezamos a acercarnos al Taj Mahal (que de paso, se pronuncia Tach Majal). En el camino nos comentó que el mármol que recubre al monumento es el más groso del mundo, que nada lo mancha ni daña, excepto la contaminación. Y si estuvieron siguiendo el blog, ya deben saber que este país debe ser uno de los más contaminados del mundo por lo que hace unos años crearon una “reserva” alrededor del templo donde no se permiten los vehículos con motor a explosión, porque notaron que el mármol se estaba empezando a manchar.
Kumar nos tiró en el estacionamiento del Taj y ahí tomamos un micro eléctrico que nos acercó hasta la entrada este del monumento. Aquí tuvimos la primera sensación de lo que es ser turista en la India. Por un lado tenés a los beggars que utilizan todo tipo de palabras, señas e insistencias para que les tires unas rupias. El mejor método para que no se ponga muy insoportable el tema es ignorarlos, porque como ya vimos en las películas, están todos organizados y si les llegar a dar algo a alguno, después se te pegan todos y la situación se puede poner incómoda. Por el otro lado están los vendedores que te acosan en el trayecto desde que te bajás de tu vehículo hasta que entrás al monumento. Se acercan todos corriendo y te ofrecen innumerables bienes, accesorios y servicios completamente inútiles. Si empezás a mirar un poco lo de alguno, se te pegan todos (idem a darle 5 rupias a un beggar). Si les decís “No, gracias” ellos entienden “Es muy caro..bajámelo un poco” y le van sacando 20 rupias al precio sugerido. La única forma de sacarselos de encima es diciendo “NO” en forma cortante y haciendo una seña de “basta” con la mano o directamente ignorándolos. Yo a veces alternaba entre ignorarlos y decir “No, gracias”. Generalmente hacía lo primero, pero cuando estaba aburrido usaba el segundo para ver hasta cuanto te bajan el precio, más adelante les cuento. Casi nunca usé el “NO” cortante, porque ya me conocen, soy una buena persona :P pero a veces tuve que usarlo con los más insistentes.
Después del pago de las 750 rupias en concepto de entrada, ingresamos al Taj Mahal. No lo voy a describir porque para eso pueden ver las fotos o poner unos 8000 dólares y venir a verlo por su cuenta. Realmente es lo más impresionante e impactante que vi en toda la India. Calculo que por esta razón está en la tapa de los libros sobre este país. Según nos contó el guía, la construcción del edificio la encargó el quinto emperador mongol Shah Jahan en honor a su tercer esposa Mumtaz Mahal (que según me dice Fede significa “Joya del Palacio) quien murió dando a luz a su 14vo hijo. No se llamó siempre así, se cambió el nombre al casarse, como las estrellas de Hollywood al hacerse famosas. Como habrán adivinado, Mahal significa “palacio”,Taj significa “corona” y Mumtaz “joya”. De los 14 hijos que tuvieron (8 varones y 6 chicas) sobrevivieron 4 hombres y 2 mujeres. El hijo mayor era medio alcohólico y no lo quería el pueblo, el segundo no recordamos bien, pero pensamos que no era muy hábil en el arte de la guerra, por lo que el hijo que sucedió a Shah Jahan fue el tercero. Este buen muchacho, cuando asumió como emperador asesinó a sus hermanos y encerró al padre en el Agra Fort. A pesar de todo esto, el pueblo lo quería.
El edificio es gigantesco (la puntita que parece un pararrayos mide 10 metros), tardó 22 años en construirse, demando 1000 elefantes y 20.000 trabajadores que según recalcó nuestro guía, no eran esclavos, sino que los pagaban. Por esta razón su construcción costo 32 millones de rupias (que en esa época debían valer mucho mas que ahora!). Otros datos interesantes son que el edificio tiene una forma octogonal con 4 torres que sirven solo como decoración y entre la cúpula exterior y la interior hay un espacio vacío de 20 metros. Todo es perfectamente simétrico, es más, al este del edificio principal hicieron una mezquita (que la construyeron ahí mirando a la Meca), pero para respetar la simetría hicieron otro edificio exactamente igual al otro lado del Mahal. Pero, como para los musulmanes solo Alá es perfecto, tuvieron que meter una pequeña imperfección en toda la construcción. Esta “imperfección” está bien escondida adentro del palacio. Exactamente en el medio está la tumba de Mumtaz, perfectamente alineada con la entrada del edificio y otros 3 arcos que se ven a lo lejos. A su lado está la tumba de Shah Jahan, pero en el otro costado no hay nada, no pusieron la tumba de nadie más para violar la ley de la simetría.
En las paredes se ven a simple vista dibujos o pinturas de flores y letras árabes, pero mirando más de cerca nos dimos cuenta que son piedras incrustadas en el mármol. Hay más de 28 clases de piedras, traídas de la India, Nepal, Sudáfrica, China, Pakistán, etc etc. Muy impresionante y teniendo en cuenta que todo lo hacían a mano en el 1630 cuando lo construyeron, impresiona aún más. No los voy a aburrir con más explicaciones, si les interesa pueden entrara a la Wikipedia.
Acá voy a dar por terminada la parte 1 del Golden Triangle. Se hizo largo el post y quiero dejar cosas interesantes para las secciones subsiguientes. “Dhanyavaad” por haber leído, ya se viene la parte 2 ;)

jueves, 24 de septiembre de 2009

Paseando por el Hooghly

El sábado pasado Ravi nos llevó a conocer el templo de Dakshineshwar. Nos pasó a buscar con su roomie en un yellow cab y salimos en dirección norte. No deja de impresionarnos la cantidad de gente que hay en esta ciudad. Algunos dicen que es la mas grande de la India (pero también nos dijeron que estamos en invierno, o que el taxi ya nos está esperando en la puerta, o que hay una oficina de South African Airways en el aeropuerto de Kolkata, o que mi valija iba a llegar a destino conmigo…) en fin. No sabemos de donde sale tanta gente, no sabemos de donde viene ni a donde va, pero ahí están. Todas las esquinas parecen Florida y Corrientes. No exagero. Los semáforos son eternos, el tránsito imposible. No fuimos taaan lejos, no se la distancia exacta en kilómetros, pero nos llevo una hora llegar. Ravi nos comentó que ya había ido otras tres veces a este templo, exactamente no sabemos a que van ya que no entró a meditar ni nada por el estilo, solo van, dan una vuelta, se sientan por ahí. Aparentemente no hay parques o plazas acá en Kolkata (vimos un solo parque hasta ahora) y la gente se junta en estos lugares. A diferencia de la religión cristiana que tiene una misa todos los días o por lo menos una importante los domingos a la que uno va para cumplir su deber en lo religioso, los hindúes no tienen misas ni ceremonias adentro de los templos. Simplemente van y meditan cuando quieren, se juntan alrededor de los templos a comer unas frituras picantes y se bañan en el río. Es otro estilo de vida.

El taxi nos dejó en una calle llena de puestitos que vendían imágenes, fotos, y dibujos de los dioses que se adoraban en ese templo y de los ya famosos Durga, Brahma, Ganesh, etc. También sobraban los que vendían comida, en todas sus formas. Mas que nada frituras que meten en envases y bolsas enormes y deben vender al peso. Había algunos kioscos, casas de celulares, tipos que te cortan el pelo ahí en la calle y un robot petisito que tenía un par de auriculares. Ví dos o tres de estos, no tengo idea de que era porque estaba escrito en bengalí y hasta el alfabeto es distinto.

Dejamos nuestras zapatillas en un puestito que por unas pocas rupias te los cuidaba de los avivados que se afanan los zapatos de los que entran al templo. Espero que en el Taj Mahal haya puestos parecidos, no quiero que me pase la de Slumdog Millonaire… Después de revisarnos como si entráramos a un aeropuerto accedimos al patio del templo Dakshineshwar. No había mucho que ver y tampoco mucho para contar. No nos permitieron sacar fotos en el patio y había una cola importante para entrar a la sala donde se medita. Ravi nos dijo que esa cola nos iba a tomar unos 50 minutos, y dado que no teníamos mucho para meditar, salimos por otra puerta a la orilla del río.

Ahí vimos el río Hooglhy por primera vez desde que estamos en Kolkata. El Hooghly (léase “ugly” = “feo”) es uno de los brazos del Ganges, en algunas partes tiene una profundidad de mas de 120 metros y está sumamente contaminado. Es un río sagrado y la gente se baña ahí para purificarse. Hay escaleras que llevan desde la calle al río para que la gente baje y se de un chapuzón. Algunos hasta se hacen unas gárgaras con el agua para purificarse por adentro ¿¿??. No se los recomiendo. El amigo de Ravi se subió un poco los pantalones y se refrescó un poco, nosotros preferimos evitar acercarnos mucho al agua. Admito que pensé que el olor a podrido iba a ser insoportable, teniendo en cuenta que tiran todo al río, pero nada que ver, es más era mucho mas soportable que el Riachuelo.



Volvimos a buscar las zapatillas y fuimos a tomar una lancha para cruzar al otro lado del río, para conocer el templo Belur Math. La lanchita salía 7 rupias por persona, sinó podíamos contratar una lanchita privada por 200 rupias. Como justo estaba saliendo una lancha “pública”, pagamos los Rs. 7 y subimos. En el viaje fuimos varias veces bendecidos por el agua del Hoogly que nos salpicaba en cada salto. Llegamos al templo y esta vez la prohibición de tomar fotos se extendía desde la entrada al parque. Según nos contaron mas adelante, el templo fue construido por un hindú muy famoso que vivió en los Estados Unidos y decidió dedicárselo a su gurú, su maestro Swami Vivekananda. Después de sacarnos nuevamente los zapatos entramos al templo y pudimos ver la imagen de Swami Vivekananda y la gente sentada en el piso meditando frente a ella. Algunos llevaban sus almohadones por lo que creo que pasan un buen rato.




Al volver contratamos una lancha privada para tener más comodidad y poder tomar fotos como las que están viendo acá. Mientras íbamos pasando junto a la costa los chicos saludaban como solemos ver en los documentales sobre la India. Parecía una película de Bolliywod. Fue lo mejor del viaje hasta el momento (incluso mejor que el KK). Ravi nos enseño a decir Namaskar que significa “Hola” en hindi. Nosotros le enseñamos a decir “Hola” y entre otras palabras también intercambiamos como se dice “Vaca”. A Ravi le pareció cómico y a todos los que saludaban les decía “hola vaca!”. Jaja, muy bueno! Nosotros saludabamos en hindi como pueden escuchar en el videito. Espero que les guste el video!



Como siempre, la vuelta fue más complicada que la ida. El tránsito era el doble de peor. El taxista nos terminó paseando un poco (y eso que íbamos con Ravi) y tardamos casi hora y media, pero poco nos importó porque habíamos pasado una tarde bastante entretenida, tuvimos nuestros momentos para sacar unas buena fotos y para meternos un poquito en la cultura hindú. Me gustaría seguir contando lo que pasó después, pero es jueves por la noche, hoy empieza el Durga Puja que es la mayor festividad en la India y tenemos que salir un poco a ver como vistieron a la ciudad. Hoy terminó nuestra semana laboral que por suerte no fue muy atareada. A partir de mañana tenemos un fin de semana largo de cuatro días que vamos a aprovechar para ir a New Delhi, Agra y Jaipur, conociendo lugares emblemáticos de la India, entre ellos el Taj Mahal. Bueno, me despido por ahora bhalo theko. Feliz Durga Puja!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Me dejé la campera en el auto...

Los canelones que me acabo de clavar en el KK fueron casi tan buenos como los de mi vieja. La fusión dentro de este restaurant no se da solo en los platos sino también en los mozos. Hoy me tocó uno que parecía de Pakistán que no manejaba mucho el inglés así que me lo cambiaron por el garzón indio que me atiende habitualmente. También hay una moza china y de la misma nacionalidad es la maître. Creo que ya me conocen, ésta última semana cené ahí cuatro noches, siempre probando algo diferente. Y por ésta razón creo que cada vez me atienden mejor, ya saben que no quiero el vasito de agua de cortesía porque dudo del origen de esa agua. Tampoco quiero hielo porque nadie sabe con que agua los hicieron y ni se molestan en traerme la salsa tabasco y el picante porque apenas lo apoyan en la mesa los alejo lo más que puedo. Directamente me saludan, me dan el menú, les digo lo que quiero, me traen la comida y cuando voy por la mitad del plato se acerca alguno a preguntar que onda el plato….con un guiño de ojo y un “deliyus...” entre bocado y bocado alcanza como respuesta. Como les decía, hoy le llegó el turno a la parte italiana de la fusión y me animé a probar los canelones. Siempre te dicen que nunca comas eso ni ravioles de verdura en los restaurant porque los hacen con la ensalada que sobró del día anterior. Pero yo me animé, y en la India!! KK, yo te banco.
Estoy dejando el blog un poco desactualizado, no es que me haya olvidado de él sino que cada vez estamos más ocupados en el horario laboral y cuando volvemos al hotel entre el gimnasio, la cena y alguna que otra cosa mas el tiempo se pasa volando. En los pocos ratos que tengo libre voy haciendo anotaciones en el archivo de Word en el que escribo todo esto para no olvidarme de los pequeños detalles que un día nos empiezan a llamar la atención y al cabo de dos o tres se terminan volviendo parte de nuestra rutina. Una de las primeras anotaciones que tengo es para recordar que además de no ponerse de acuerdo con el idioma, tampoco saben muy bien en que estación del año están. Ya hartos de las lluvias impredecibles que nos arruinan los fines de semana y alguna que otra salida nocturna, solemos preguntar a cada uno que nos da un poco de charla cuando termina la temporada de lluvias. La mayoría nos dice que los monzones ya pasaron, pero sigue lloviendo…otros nos dicen que ahora en invierno debería dejar de llover (está haciendo 34°, esto es invierno?). Si le preguntás a alguien en un día de calor que estación del año es, te dicen verano. Si hace un poquito menos de calor, te dicen que ya arrancó el invierno. Según tengo entendido, el lunes 21 empezó el otoño, pero hoy nos dijeron que el invierno empieza en octubre o noviembre…No se es raro, ya no preguntamos más nada.
Ni siquiera tiene sentido mirar el pronóstico del tiempo porque siempre dice “Electric Storm” y la realidad es que cada día es un misterio. Además estamos como el flaco de la publicidad de Actimel: habitación del hotel 20°, salís a la calle 34°, en la oficina a la mañana 20°, después empieza lo peor. Generalmente en las oficinas cuando llegás a la mañana en verano te morís de frío y a medida que pasa el día el aire acondicionado va cediendo y para las 16 hs ya estamos todos en remera y pidiendo helado. Pero acá no. No sabemos si es porque estamos en una habitación cerrada (para preservarla del olor externo) o qué, pero después de las 2 de la tarde empieza a hacer un frío insoportable. Ahora mismo mientras escribo esto estoy dejando el sweater sobre la silla para ver si mañana por primera vez en 3 semanas de trabajo me acuerdo de llevarlo y dejo de ponerme la notebook encima para calentarme un poco. Pero el sufrimiento no termina acá. Tipo 18:30 hs cuando huimos, salimos a la calle que está en unos 34° constantes y podemos empezar a mover las extremidades que se nos habían congelado. Después de la usual demora de veinte minutos llega nuestro taxi que siempre tiene el aire al mango. De nuevo me vuelvo a poner la notebook encima que dura unos 15 minutos caliente y me ayuda a aguantar el shock térmico. Le pedimos al flaco que baje el aire y baja el ventilador, la temperatura sigue igual pero por lo menos no tenemos el viento gélido pegándonos en la frente. Algo es algo. Creo que vamos a ser los primeros en volver de la India con gripe. (Perdón por las fotos, nada que ver con el texto pero no tenía ninguna que se adaptara, jeje. Mañana prometo subir algo mas sustancioso y con fotos que se adecúen)

domingo, 20 de septiembre de 2009

Un poco de cultura y Fede conoce el KK

Domingo 20/09 – 15:26: Hoy nos tocó una tarde de domingo lluviosa. En realidad ya dejó de llover pero una vez que te bañas, te tirás en la cama y prendés la tele…seamos realistas, es bastante complicado levantar un poco el nivel de actividad. Primero me ví obligado a reemplazar el asado o la pasta del domingo por una horita en el gimnasio y un chapuzón en la pile. Ahora ya entrada la tarde se me hace imposible tomar unos mates en familia o con amigos porque el mate no lo traje y mi único amigo está en la habitación de enfrente clavándose la tercera siesta del día, así que creo que lo mejor que puedo hacer es contarles un poco nuestro paseo de ayer y lo ignorantes que nos sentimos frente a la religión hindú.

El jueves mientras íbamos al trabajo notamos que la mayoría de los taxis, autos y hasta los rickshaws estaban decorados con flores, plantas y guirnaldas anaranjadas. También vimos luces en las columnas de las autopistas en construcción y en las máquinas usadas para construir el subterráneo. Todo esto sumado a los mini-templos improvisados que se pueden ver cada 3 o 4 cuadras. Están por todos lados en la ciudad, los venían armando desde el principio de la semana. Son unas construcciones precarias de bambú que después los cubren con telas de colores llamativos (nunca un blanco o un azúl oscuro, siempre fucsia, naranja, rojo sangre, etc). Este día particular se podía ver la figura de un dios o diosa adentro, y gente rezando, saltando y bailando alrededor. Yo pensé que era la diosa Durga, la “diosa madre” cuya fiesta se celebra el fin de semana que viene pero no, era la figura del dios de la ingeniería, el trabajo, de “los laburantes” para ponerlo de alguna forma. Incluso el día es feriado como el día del trabajador, pero no para la gente de IT y sistemas, al ser una ocupación “soft” nosotros tuvimos que ir a trabajar.

Nuestro amigo Suddhasatta (que se pronuncia Yudo Yuta) nos explicó que éste dios, llamado Vishwa-karma, es un dios “menor” comparado con Durga. La celebración de la semana que viene se hace en unas construcciones enormes (que mas tarde comprobamos que sí son enormes) y tiene un sentido más profundo para todos los indios (y más todavía en Kolkata). Es una celebración que se pasa en familia, creo que como la Navidad para nosotros. En nuestro caso como nuestra familia está lejos y no nos queremos arriesgar mucho a meternos en el medio de las celebraciones, vamos a mirar el Durga Puja por arriba y el viernes a la noche volamos a Nueva Delhi para conocer el Taj Mahal.

Durga es una diosa grosa con diez brazos, creada por otros diez dioses para matar a un demonio que se metió adentro de un búfalo. Esto era necesario porque el demonio quería dominar todos los niveles de la tierra (el superior donde viven los dioses, el medio donde vivimos nosotros y el inferior donde viven los demonios) y nadie quiere estar reinado por un demonio metido adentro de un búfalo. Este demonio adoraba a un dios que le otorgó la capacidad de ser inmortal en caso de que un hombre o dios macho lo quisiera matar. Esta es la razón por la cual los dioses crearon a Durga, una diosa mujer; cada dios le dio un arma y un brazo para sostenerla y matar a este demonio. En conclusión, en todas las Pujas vamos a ver a Durga con sus diez brazos y diez armas matando al demonio adentro del búfalo y al lado de ella vamos a ver a otros cuatro dioses cuyos nombres no recuerdo, solamente el de Ganesh que me llamó la atención porque tiene cabeza de elefante. No siempre fue así, supuestamente le cortaron la cabeza y Durga al ser tan poderosa se la reemplazó por la de un elefante. Esta religión es bastante interesante y complicada, Yudo nos contó que tienen 33 millones de dioses (si, 33 millones!) por lo que el estudio de la misma no debe ser una cosa fácil.


El viernes, ya convencidos de que el nightlife es nulo o tendiente a cero, decidimos pedirle a Yudo que nos lleve al mejor restaurant de Salt Lake City, él acá juega de local, vive a 5 o 6 cuadras del hotel y nos dijo que conoce muchos lugares, pero que están un poco más alejados. Desgraciadamente por problemas personales se le complicó la salida, pero nosotros ya veníamos imaginando de que íbamos a disfrutar la mejor cena hasta el momento, por lo que nos crujía el estómago y nos pedía que por favor lo llevemos a cualquier lado menos a los restaurants del hotel o a pizza hut o al KFC. No me costó mucho convencer a Federico de ir al KK Fusion.


Las complicadas dos cuadras que nos separan del KK Fusion fueron mas duras que nunca. Al ser viernes víspera de feriado (no se si esto realmente influyo…) la calle estaba mas superpoblada que de costumbre, yo diría que había el triple de gente. Si tienen en cuenta que no hay vereda para caminar, porque de un lado esta totalmente ocupada por la villa y del otro lado es puro barro porque hay un lago podrido, la única forma de trasladarse es por el medio de la calle. Las reglas de transporte de la India dicen que tiene prioridad el más grande, y ante una igualdad de tamaño, el que tiene la bocina más molesta. Los peatones somos insignificantes y no tenemos bocina, por lo que estamos en lo más bajo de la escala de prioridades. Si te tiran el auto encima vos tenés que pedir disculpas por no moverte. Después de la mini odisea de 200 metros, llegamos al KK Fusion.

Para los que se reían del nombre, quiero aclarar que KK viene de Kurry Klub, lo aprendimos este mismo día. No quiero exagerar pero fue la mejor comida que tuvimos hasta el momento. El día anterior habíamos cenado en el hotel un Ghosh Bryami (o algo así) que estaba superpicante (como todo lo de acá) que nos dejó los labios hinchados peor que los de Rocky. Para colmo el mozo se rehusaba a traernos pan para bajar el picante, y eso que le insistimos varias veces. En fin, lo primero que le pedimos al amable mozo del KK es que nos recomendara algo “low on spice” porque no íbamos a poder sobrevivir otra comida picantona. Pedimos casi todos los animales que se pueden poner cocidos sobre una mesa, menos carne de vaca por cuestiones religiosas. Yo de entrada pedí unas costillitas de cordero y Fede un pescado frito. Después seguí con un pollito con salsa y arroz y Fede con unos “prawns” (langostinos locales). Me pedí una Kingfisher para variar y cerramos con un postrecito. Volvimos al hotel tan felices por tener la pancita llena que nos importó poco el calor y la esquina hedionda.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

No como en casa, pero casi

Miércoles 16/09, 23 hs – Hoy no voy a escribir sobre nada en especial pero más adelante cuando vuelva a releer todo lo que escribí quiero acordarme la fecha exacta en la que me di cuenta de que me estoy acostumbrando a vivir en la India. Si bien soy consciente de que todavía falta mucho por vivir, que no pasamos acá ni un tercio del tiempo que vamos a estar, que nos llevan al laburo y nos traen a un hotel 5 estrellas en un auto con aire acondicionado, podría decirse que ya nos manejamos un poco mejor con el idioma (no significa que nos entendamos, es que adivinamos que están tratando de decirnos), que ya sabemos más o menos donde está cada cosa (encontramos un supermercado por ejemplo!) y que estamos entrando en una rutina no del todo desagradable.
Yo venía un poco preocupado por el tema de la comida, pero por ahora no nos morimos de hambre. Con el desayuno de la mañana tiramos hasta la tardecida en la que empieza a picar el hambre. Los alrededores del hotel, como ya les dije, no nos motivan mucho a salir así que solemos comer en el hotel en el que disfrutamos unos platos extremadamente caros y fríos, pero que siempre complementamos con alguna manzana que nos dejan en la habitación del hotel.
Ayer volvimos al Shopping City Centre para comprar algunas cosas. Aproveché para comprar unos lentes de sol, ya que es inútil que siga esperando a que la persona que me prometió un par como regalo de cumpleaños me los dé. Entre a un negocio y cuando empecé a mirar los lentes empezaron a salir vendedores de la rejilla del aire acondicionado. Llegué a contar 5 o 6. No miento, Fede me sacó una foto porque era increíble. Por lo menos le ponían buena onda y me ayudaban en la búsqueda, pero hace más de 6 meses que busco anteojos y ninguno me quedaba bien. Los que tenían en éste negocio tampoco. Me fui sin comprar nada y creo que me habrán puteado un poco, pero mucho no me importo, no les pedí que vinieran todos juntos a atenderme, con uno solo o ninguno me alcanzaba. Al final terminé comprandoo en otro negocio donde los vendedores eran menos cargosos.
Pero el tema era la comida. La vez pasada fuimos a Pizza Hut y el morfi zafaba. Esta vez probamos el Kentucky Fried Chicken. A mi mucho lo frito no me gusta…pero había que probar. En fin, nos dieron un sándwich de pollo frito que estaba picante y que para peor tenía una mayonesa extra picante. En la cajita decia “hot & spicy”. Muy zarpado, a todo le ponen picante! Les juro que en un momento no sentía ni los labios ni la punta de la lengua! No vuelvo más! Pensamos que al ser una franquicia yanqui estaría estandarizado, pero nos equivocamos.

Hay que tener mucho cuidado con la comida y la bebida acá. Aparentemente asocian el tango y lo español a lo picante, no termino de entender, mañana posiblemente le preguntemos a Ravi. Compramos unas Lays sabor Spanish Tomato Tango que tenían sabor a Ketchup picante, y los del KFC nos dieron más Ketchup con sabor “tango”. Con respecto a la bebida, yo ya le tomé desconfianza desde que en el avión nos dieron un jugo de limón que tenía sabor a cualquier cosa menos limón. El olor es el clásico olor a chivo que sentís acá y el sabor era picante. En fin, con las Lays Tomato Macho nos compramos una Mirinda sabor limón que según leímos en la etiqueta aseguraba tener 0% de jugo natural de limón, todo 100% artificial y conservantes a pleno…WTF?
Pero no todo son malas noticias con respecto a la comida. El primer día nos recomendaron un restorán llamado KK Fusion. Queda a 2 cuadras del hotel…pero son 2 cuadras bravas. No es que sea peligroso, pero de un lado hay un lago todo podrido y del otro lado las dos cuadras son pura villa india, lo clásico que vemos en la tele, gente mirando tele o jugando en las cartas en unas cosas como letrinas mas grandes, kioscos y peluquerías que no te transmiten ninguna confianza, gente bañándose en la calle o alimentando a las vacas, esto sumado a que es de noche. Obviamente que no camino por la vereda, no es que sea peligroso, estoy 100% seguro que podes caminar por ahí sin que te pase nada, cosa que no podría asegurar en mi propio barrio de Buenos Aires, pero como que te da un poco de cosa caminar entre medio de todo eso. Así que me veo obligado a caminar por la calle, esquivando autos, taxis, rickshaws y al resto de la gente que camina igual que yo. Como es de noche y soy medio negro no llamo mucho la atención, pero siempre sentís que te miran…es raro.
Después de dos cuadras que se hacen eternas (lo peor es al principio que hay un olor muy picante y agrio que realmente no quiero saber de donde proviene), se llega al KK Fusion. Un restaurant “cheto” para lo que es Kolkata, no barato (generalmente gasto unos $40 argentinos) pero bastante bueno. Se llama así porque es una fusión de comida india, china, thai, italiana, mexicana, tiene de todo. Lo único que no probé fue la mexicana, porque si a todo le ponen kilos de picante, no me quiero imaginar ese tipo de comida. Pero podés pedir pollos, cordero, arroz, cualquier cosa porque sabés que no te va a decepcionar. Hoy pedí unas pastas que les juro que se podían comparar con La Parolaccia. Quería pedir un Mojito pero hay que desconfiar del agua que usan para hacer hielo, así que me conformé con una cervecita Kingfisher. Realmente se come 10 veces mejor que en Hyatt y por la mitad del precio. Los mozos muy atentos aunque siempre tendiendo a la cargosidad, como los vendedores del Shopping. Fede todavía no vino, no sabe lo que se pierde.
Bueno, me voy a repasar un poco lo que vimos hasta ahora en el curso porque mañana tenemos que dar un feedback y se nos viene la noche. Espero no haberlos aburrido, no tenía nada que contar pero me dejé llevar por el aburrimiento. Ah! Gracias a los que se pusieron como Seguidores :D

martes, 15 de septiembre de 2009

El primer fin de semana

En comparación con la salida complicada del viernes por la noche tengo que admitir que el fin de semana estuvo bastante bueno y tranquilo ya que jugamos al turista visitando algunos lugares típicos de la ciudad y disfrutamos lo que el hotel tiene para ofrecernos. El sábado mientras desayunamos vimos un aviso en el diario donde se promocionaba la “Mega Consumer Fair” en el estadio que queda exactamente al lado del hotel. Entre otras cosas se ofrecían productos regionales indios y de Tailandia pero más que nada decidimos ir por la sección de “Electronics”.

Al salir del hotel se nos acerca por detrás uno de los maleteros y nos dice en una voz baja y enigmática “Beware”. Nos dimos vuelta para mirarlo. Tenía los ojos bien abiertos y miraba para arriba, parecía Mr. Eko de Lost después de haber visto el humo negro entre las palmeras del hotel. Yo pensé que nos iba a decir que había un tigre de bengala suelto en la zona o que la barra brava de Goa estaba a los tiros con los de Kolkata. Nos mira y señala al cielo. “Beware, rain is coming”.

Habiendo recibido la advertencia nos dirigimos al estadio de Salt Lake City. Llegamos a la feria y pagamos la entrada de 10 rupias. La feria estaba organizada en 6 carpas que se ven desde nuestro hotel, contribuyendo un poco a la contaminación visual a la que ya nos venimos acostumbrando. Entramos a la primera carpa que contenía productos orientales. Una baratija al lado de la otra. Si preguntabas el precio de algo te empezaban a orbitar cinco vendedores y se hacía difícil sacártelos de encima después. A mi me gustó una remera con onda tailandesa (que seguro que estaba hecha en China) pero me pareció medio cara para lo que era. Toda la carpa era como un gran “todo por 2 pesos”.

La carpa siguiente era de muebles así que la recorrimos rápido, ya venimos bastante excedidos en el equipaje como para llevarnos un juego de dormitorio. Después venía otra llena de productos tipo Sprayette y así fuimos pasando hasta llegar a la de electronics. Obviamente no encontré el N97 a precio regalado que estaba buscando, la mega consumer fair terminó siendo un engaño como la Park Street.


Como ya estaba empezando a llover volvimos lo más rápido posible al hotel. Cada gota de lluvia podía llenar un vaso de agua. Acá la gente debe cuidar sus “atos” y rickshaws de la lluvia de la misma forma que nosotros cuidamos nuestros autos del granizo. La lluvia no duró ni media hora, así que pudimos disfrutar del sol y de la pileta.





Al día siguiente nos tomamos un taxi amarillo y fuimos al centro de la ciudad a conocer el Victoria’s Memorial. Es un monumento dedicado a la reina Victoria de Inglaterra de la época en que India era una colonia inglesa. La entrada para los locales era de 10 rupias, para los extranjeros 150! Rip off total! Aprovechamos para hacer unas sesiones fotográficas.

Fue el día que más se sintió el calor. Estaba bastante despejado y no se si la temperatura llego a los 37° pero se sentía como si fueran 50°. Dimos un par de vueltas más pero el sol de las 3 de la tarde nos estaba partiendo en dos, así que decidimos ir a un lugar con aire acondicionado. Nos habían recomendado conocer un Shopping llamado City Centre. Se ubica justo al lado del lago que le da el nombre al barrio Salt Lake City. Aparentemente Salk Lake es lo mejorcito de Kolkata, viene a ser como un barrio de Caballito. Nos subimos al taxi y estuvimos 5 minutos tratando de explicarle a donde íbamos. Ni siquiera servía señalarle en el mapa la ubicación exacta del lugar a donde íbamos.

Según me había comentado Sigrun el día anterior, acá la gente esta dividida en dos según la educación secundaria que tuvieron (si es que tuvieron). Los que fueron a un colegio británico dominan el inglés y saben más que cualquiera de nosotros, el tema es que su pronunciación es muy “india”. Por otro lado están los que van a una escuela bengalí que solo hablan el idioma local y les cuesta más hablar en inglés, por ejemplo el que atiende en la agencia de taxis que todavía sigue sin saber como se escribe mi nombre. Ya me resigné y acepté llamarme “Pablo Polhmgelo”. Sigrun mencionó también que la mayoría de los taxistas no habla inglés y no saben interpretar un mapa, así que nuestro intento de señalarle en el mapa la ubicación del Shopping o el lago estaba destinado al fracaso.

El taxista le pega un grito a tres tipos que estaban tirados ahí en la calle y le dice medio desesperado “City Centre, City Centre…”. El otro tipo repite “City Centre, City Centre…”. Intercambian unas palabras en bengalí y aparentemente el taxista entendió para donde enfilar. Después de preguntarle a otras cinco personas a lo largo del trayecto llegamos al destino. El Shopping no nos decepcionó, está bien occidentalizado y es más grande de lo que me imaginaba. Tiene negocios de casi todos los rubros, algunos lugares para comer a lo yanqui como Pizza Hut (donde almorzamos) o KFC y también restaurants con comida típica. Los precios tampoco eran un regalo, no olvidemos que estamos en la zona cheta de la ciudad, aunque en general es todo mas barato que en Buenos Aires.

Para ponerle un broche de oro al fin de semana decidimos volver al hotel montados en un auto. Para que describir la experiencia si la grabamos en video:

El auto era nuevo, casi 0 km. Tenía un equipo de sonido de última tecnología y las clásicas lonitas para evitar que los pasajeros se mojen los días de lluvia. Cuando agarraba las curvas sentía que estaba en una montaña rusa. Fue pura adrenalina, me puse como loco, fue lo mejor hasta el momento!

domingo, 13 de septiembre de 2009

The Rat Pub

Good evening my friends. Si bien son las 00:36 del domingo mi profesora de inglés me decía que cuando uno empieza la conversación o llega a un lugar se dice “good evening” aunque sean las 3 am y recién al despedirse se dice “good night”. En el trayecto desde la puerta del hotel hasta mi habitación me cruzo con no menos de 10 personas que todas te dicen “Good evening sir” a lo que yo contesto igual. Ya me estoy empezando a pudrir de la frasecita, al igual que del cricket. Prendes la tele y de los 5 canales de deportes, 3 son fijos de cricket y otro pasa cada tanto flashes informativos del cricket. Y uno de esos 3 canales te pasa partidos del año ’87!! En serio!.
Ustedes se preguntarán porque si es sábado a la noche estoy en mi habitación, con la tele apagada escribiendo esto en lugar de estar jaraneando, rompiendo la noche kolkateña. Bueno, como ya van a leer más adelante, no hay mucho que romper, antes de que te rompan a vos lo mejor es aprovechar el hotel. Si bien no hay nada decente para ver en la tele (es cricket o videos musicales indios, al principio me hacían reír pero ya me están poniendo violento), por lo menos puedo poner algo de música y relajarme para no estar demasiado cansado mañana y poder aprovechar a pleno la pileta y el gimnasio.
Como el lugar al que fui a comer recién no tenía café voy a hacerme un cafecito para aguantar un poco más despierto y relatar lo que me pasó ayer a la noche…vale la pena el esfuerzo. Ya vengo….

Lo bueno de estos hoteles es que te dan todo para hacerte el café. Cafetera, café instantáneo, agua mineral (acá hasta me lavo los dientes con agua mineral), azúcar, edulcorante, leche en polvo, etc etc. Pero no me dejan ninguna galletita o amenite para acompañarlo! Lo único parecido es un paquete de Oreo que me cobran 200 rupias, unos 16 pesos argentinos…no da! En momentos como estos me arrepiento el haberme liquidado los primeros días los dos paquetes de Frutigran que traje. Tendría que haberlos racionado un poco mejor. Mañana tenemos que ver si encontramos alguna despensa o mercado (quizás hasta nos atiende Apu el de los Simpson) así compramos provisiones, porque los precios del Hyatt nos están complicando el presupuesto.

Ayer volví del trabajo y decidí salir a conocer la noche de Calcuta (Kolkata para los entendidos). Desde el primer día que llegué (e incluso antes, porque los chicos que nos dieron los tips sobre esta ciudad nos los comentaron) que me vienen diciendo que nosotros en el Hyatt estamos lejos de todo, pero que en Park Street hay boliches, pubs, que es el centro de una ciudad como cualquier otra. En el laburo, nuestros compañeros indios también insistían en que teníamos que conocer Park Street, que es la mejor zona de acá, que ahí esta la movida, que ahí vamos a conocer la verdadera Kolkata. Ok, me terminaron convenciendo. Arreglé con una chica alemana llamada Sigrun para encontrarnos en Park Street. Viendo el mapa comprobé que el Park Street tiene más de una cuadra, por lo que le pedí que fuera más específica, ya que ella conocía y yo no. Quedamos en encontrarnos en la puerta de una librería….no me dio la dirección exacta (creo que la dupla CALLE + NUMERO no existe en la India, es solo CALLE y arreglate) pero preguntando un poco ubique más o menos el lugar que me dijo.

El viernes a la tarde le comenté a Ravi que iba a ir a Park Street y me dijo exactamente como llegar: “Te subís a un taxi y le decís ‘a Park Street’”. Sounds easy… Acá ya llevo contados seis medios de transporte (en orden de lujosidad):

o A pata: muy útil para distancias muy cortas a cortas. No es que no me guste caminar, pero el calor, la humedad, los olores, la contaminación y una infinidad de otros factores hacen que caminar más de 800 metros sea una tortura. Lo bueno es que es gratis y prácticamente vas a donde querés, no dependes de nadie. Les juro que esto último es muy importante! En serio! Acá en la India, según nos dijo nuestro líder de proyecto, no es usual caminar. Claro! Teniendo en cuenta que existen tantos medios de transporte, para que usar las piernas? Cuando le dijimos que al mediodía íbamos a ir a otro edificio que está a más de 1 km nos miro como diciendo “you are crazy” (tenía razón)

o Colectivo: no investigué mucho este medio de transporte, no pienso acercarme y mucho menos subirme. Son como camiones de ganado pero con un techo mejor. Tienen asientos y generalmente ves que van completamente llenos, hasta con gente colgada a los costados. Deben ser baratos y calculo que tendrán recorridos prefijados, pero no estoy seguro!


o Rickshaw: el rickshaw es el clásico transporte indio en el que te subís a un carro y te llevan. Hay de dos tipos: con bicicleta y sin bicicleta. En éste último tipo es el mismo flaco el que tira del carro. Admito que no ví de estos últimos personalmente, solo en la tele, pero vi varios carteles que tenían un dibujito de un tipo tirando de un carro con 2 flaquitos arriba del carro y todo tachado como queriendo decir “Prohibidos rickshaws tirados por un tipo”. Los rickshaws solo te llevan dentro de una zona determinada, no van a hacer largas distancias porque el tipo se cansa. Salen entre 5 y 10 rupias (entre 50 centavos y 1 peso argento).



o Auto: cuando aprendimos la palabra “CAR” en inglés todos asociamos CAR con CARRO o sea algo tirado por un animal…onda una carreta. Bueno, cuando nos dijeron “Auto” (en realidad nos dijeron “ATO”, así se pronuncia) nos imaginamos eso…un AUTO. Pero no, nada que ver, como “car” en inglés. Imagínense la mezcla de un triciclo con una moto y una de las telecabinas Amancay del Cerro Catedral. Ahí tienen el “ato”. Vos vas sentadito atrás en la cabina mientras el tipo te lleva a donde quieras, tienen motor como una motito, así que hacen distancias un cacho más largas.

Me animo a decir (con total desconocimiento) que es el medio de transporte más usado y el más idóneo para Kolkata. Como acá llueve mucho los autos están convenientemente equipados con 2 lonas a los costados (ver foto a la izquierda) para que cuando pasa un vehículo de verdad, no te salpique mucho. Piensan en todos! No tengo idea de cuanto sale, nunca me tomé uno, pero ganas no me faltan.











o Taxi, cab, o Yellow Cab: No son los taxis amarillos neoyorquinos. Son todos absolutamente iguales, viejos, apestados por el olor del conductor y con un taxímetro que no anda o está desactualizado. Eso sí, te llevan a cualquier lado de la ciudad por un precio relativamente conveniente para la “comodidad” que ofrecen. Ravi me advirtió (aunque ya lo había leído antes) que como los taxímetros están desactualizados, uno tiene que pagar exactamente el doble de lo que marca el taxímetro, más un plus de propina. Si te lo tomás de noche te pueden llegar a cobrar un “night fare” que te aseguro que se lo pagás con tal de salir de ahí lo más rápido posible. Para ir al centro desde el hotel sale unos 200 rupees. Night fare alrededor de 50 rupias, dependiendo de tus habilidades de negociación.


o Air-conditioned car: esto es lo que tomamos para ir al laburo. Únicamente porque nos dan recibo y podemos rendir el gasto. Son tremendamente caros, nos fajan 10 dólares por un viaje que en auto (léase “ato”) no sale mas de 3 dólares. Como ya comenté en “problemas de comunicación”, es imposible hablar con el tipo que los maneja, te los manda a la hora que quiere, te manda el auto que quiere…en fin, son los únicos que te dan recibo, tenemos las manos atadas.

Ravi me dijo “Tomate un taxi hasta Park Street, te va a salir entre 150 y 200 rupees”. Por el solo hecho de no hablar bengalí, supe desde un principio que me iba a salir 200. Al llegar al hotel me preparé, puse en la billetera la menor cantidad de rupias posible y salí. Fede no quiso venir y les aseguro que se perdió la mejor noche hasta ahora…Así que estaba solo, en la calle, esperando un taxi. Imagínense una chica de 16 años, rubia, flaquita y alta, esperando un taxi en Lavalle y Jean Jaures a las 3 am. Así de desamparado me sentía, pero no quiero exagerar, siempre cuando salís a la noche lo mas complicado es la vuelta y en este caso ya deben estar presintiendo que iba a ser igual o más complicada que la del Apolo 13.

Pasa un taxi y veo que tiene un cartel minúsculo que dice “FOR HIRE”. Le hice una seña con la mano y se paró. Antes de subirme quería asegurarme de que el flaco sabía a donde yo necesitaba ir. Le repetí varias veces “Park Street”, “Park Station”, “Park”, más o menos le expliqué como llegar y hasta le mostré el mapa. Cuando pensé que más o menos me había entendido me subí y empecé a disfrutar el viaje. Cuando llegamos al primer semáforo en rojo el flaco apaga el motor. Pensé que se iba a bajar a buscar algo, no se. Al rato noté que todos habían apagado el motor. Aparentemente el semáforo duraba 10 minutos y para ahorrar nafta todos hacen la misma jugada. Me llamo la atención la primera vez, después te vas acostumbrando pero también era llamativa la duración del semáforo, 10 minutos por reloj. Si me bajaba y toma otro taxi en la cuadra siguiente hacía negocio.

Seguimos nuestro camino y a las 3 cuadras nos agarra otro semáforo. Este era más corto, es más, hasta tenía un cartel luminoso con los segundos que le quedaban al rojo. Pero debía estar igual de desactualizado que los taxímetros, porque llegó a 0 y el semáforo siguió en rojo al menos 30 segundos más. Todo es raro en esta ciudad che! A medida que tomábamos la autopista y veía de un lado los monoblocks que tuvieron su última mano de pintura en la década de los ’70 y del otro lado las villas (villas de verdad) yo fantaseaba con el lugar a donde iba. “Park Street”, suena a una avenida de Londres, onda Oxford Street. Todos me decían que estaba llena de pubs, seguramente el glamour no iba a estar ausente. Llegamos a destino y el taxímetro indicaba 88, así que le di 200. Por lo menos hasta ahí fue todo como me había dicho Ravi.
Me bajé y realmente me cuesta describir la imagen. Tampoco puedo mostrarles una foto porque no me animé a sacar la cámara. La avenida estaba llena de taxis y autos. Gente, gente y más gente esperando colectivos. Muchísimos beggars (que no se ven tanto en la zona de Salk Lake donde esta mi hotel), muchísima suciedad y olor. Me sentí un poco estafado, no era la avenida londinense que me venía imaginando. Admito que tampoco la recorrí mucho, habré hecho 3 cuadras y eso fue suficiente.
Me encontré con Sigrun afuera de la librería según acordamos y me dice que solo conocía un lugar para tomar algo, pero que no le había gustado. Una amiga suya local le había recomendado un lugar llamado “The Oly Pub”. Lo buscamos por todos lados (esas 3 cuadras que les conté que recorrí) y para nuestra sorpresa estaba exactamente al lado de la librería. Cuando vamos a entrar, un morocho en la puerta nos dice “Next door, upstairs”. Ok…fuimos a la otra puerta y subimos la escalera. El lugar era una vieja cantina de barrio donde va la gente a emborracharse después del trabajo. Pero no after office con amigos, van a ponerse en pedo a darle al whiskey más barato y al ron. El lugar tenía dos salones medianos, alfombrados en rojo, las mesas eran de fórmica gris y las sillas estaban clavadas al piso. La barra tenía todos los licores viejos que te podes imaginar, solo faltaba el Legui. El mozo encara a Sigrun e intercambian unas palabras (ella sabe algo de bengalí). Vamos al fondo y nos sienta en una mesa…donde ya habían sentados otros 2 tipos. La flaca me dice “Bueno, es algo típico, no?”.

El mozo nos revolea la carta, rebota en la pared y cae en la mesa. Vamos a la sección “Beers”. Los dos tipos sentados frente a nosotros nos miran pero siguen hablando entre ellos. No decidíamos que pedir, mucho el lugar no motivaba, así que empezamos a hablar de cualquier cosa, y cuando volvió el mozo no habíamos elegido nada. Entonces saltan los dos tipos de enfrente y nos recomiendan la cerveza Kingfisher (Sí!! Si estuvieron atentos se dieron cuenta que es mismo nombre de la aerolínea que nos trajo a Kolkata…y el mismo logo! Imagínense una aerolínea que se llame “Quilmes” o mejor aún, una cerveza que se llame “Aerolíneas Argentinas”, solo aquí!). Para que vean que no miento ahí esta la foto del boarding pass y la etiqueta de la cerveza.
Bueno, llego la cerveza con unas papitas y maníes (obviamente, super picantes) y ya que los indios habían roto el hielo nos pusimos a hablar. Resultaron ser bastante simpáticos y nos recomendaron otros lugares para ir. Nos dijeron que en esa misma cuadra hay uno que se llama “Someplace Else”, después en la calle Little Russian hay uno llamado Big Ben, entre otros. Sobre los horarios, nos recordaron que la gente cena entre las 18 y las 19, si sale a tomar algo lo hace a las 20 o 21 y vuelve a su casa para las 23 o 00 hs. Para ese momento eran las 21 así que después de esa cerveza, cuando llegara el amigo yanquí de Sigrun nos íbamos derechito a alguno de estos pubs. Los flacos se levantaron y nos dejaron solos. Charlamos un rato y cuando el amigo de Sigrun le manda un mensaje avisándole que está cerca, ella se levanta para ir al wash room. Ahí fue cuando se fue todo al carajo.
Me puse a mirar a mi alrededor, a estudiar un poco mejor el pub para detallarlo de la mejor manera posible. Me doy vuelta para mirar la barra cuando de repente veo una cosa negra chiquita que va de una punta del salón a la otra. Pense “¿Una rata? Mmm…”. Miro debajo de la mesa que tenía enfrente y veo dos roedores peleándose por un pedazo de maní. Cuando el flaco sentado ahí mueve la pierna, salen corriendo. Ajusto un poco la mirada para tener un mejor panorama del piso y veo que en todo momento podías ver dos o tres ratas corriendo de un lado a otro…ahí pensé “hace 1 hora que estoy sentado acá, yo no me dí la antirrábica y encima estuve comiendo esos maníes del ort…” Mi instinto fue levantar las piernas para que a ninguno de estos animalitos se les ocurra meterse adentro de mi pantalón. Cuando el mozo ve lo que hago viene y me hace una señal de “bajá las patas”.
No sabía si reírme o matarlo. Tenés el bar infestado de ratas y me venís a cagar a pedos a mí por poner las patas sobre la silla? Acá es de buena educación eructar, sacarse los zapatos, escupir y mear en la calle, pero yo no puedo poner las piernas sobre la silla para que no se me metan las ratas? Está todo al revés…Justo salió Sigrun del baño y nos fuimos del Oly “Rat” Pub. Ella me dice “Let’s go Someplace Else”. Sonó muy gracioso! Si! Tal cual, vayamos a cualquier otro lado!
Nos encontramos con Brandon el amigo de Sigrun y entramos a Someplace Else. Este sí era un bar más normal. Las cervezas costaban el doble, pero por lo menos no vi ratas. Estaba mucho mejor ambientado y hasta había bandas en vivo. El único problema es que para ir al baño había que salir del boliche, entrar al edificio de al lado, subir 2 pisos y pasar por 2 corredores. O sea, si tenías que ir de urgencia, hacé en la calle, igual nadie te va a decir nada, pero no subas los pies porque capaz que vas en cana.

Salí del bar y comprobé que a las 00:30 la ciudad es totalmente diferente. Toda la gente que ves de día yendo y viniendo de Dios sabe donde, no esta. Hay pocos bocinazos. No hay rickshaws ni autos, solo taxis. Y obviamente, los taxis te cobran el night fare. Me subí a uno y obviamente no le dije que iba al Hyatt sinó el night fare iba a ser mas caro que el viaje en sí. Yo tenía cuatro cervezas encima así que me hice el amigo del conductor y fijé el precio en 250 rupees. Ni puso el taxímetro. Cuando pasamos por el Hyatt le dije “Stop here”. Listo…misión cumplida. Salí en Kolkata de noche, solo, tome cuatro cervezas Kingfisher, sobreviví al Rat Pub y ya estaba de nuevo en mi sommier king size del Hyatt, una experiencia que hay que vivir una vez en la vida…pero solo una!

sábado, 12 de septiembre de 2009

Bad luck is BACK


Buenas tardes. Les escribo esto desde mi notebook porque mi mala suerte volvió y explotó la máquina que me dio IBM. Así que dependo de que Federico me preste un ratito la suya para tener conexión a Internet, subir estas líneas y chequear el correo.

Ahora son las 12:48, estamos en la oficina esperando la próxima sesión de entrenamiento, que calculamos que va a ser después del almuerzo, acá se toman todo muy tranqui (por suerte) y no nos exprimen demasiado. Hoy teníamos que llegar a las 10 pero caímos tipo 10:30 porque continúan los problemas de comunicación con el taxista y nos manda el auto que quiere y a la hora que quiere. Siempre pedimos un auto Economic (que sale 440 rupees) y nos mandaron una van. Estuvo estacionada 10 minutos esperándonos pero no nos imaginábamos que ese era nuestro ride del día. Llegamos media hora tarde y cuando nos sentamos nos preguntan “Chicos, se quieren relajar 5 minutos o empezamos??”. Je, no se estresen.

En fin, como el desayuno del Hyatt es digno de aprovechar (háganme acordar de sacarle una foto o un video o algo) nos levantamos bastante temprano para aprovecharlo. A decir verdad no nos queda otra que levantarnos temprano porque el cambio horario hace que tipo 23:30 – 00:00 ya estemos hechos mierda y caemos fulminados en la cama, mas que nada si vamos al gimnasio o si salimos a la calle, porque el calor te aplasta. Bueno, como nos acostamos temprano a las 5 o 6 de la mañana ya nos levantamos de la cama y nos despabilamos como dos suricatas, así que a mas tardar a las 8 ya estamos sentados en la mesa del desayunador. No voy a profundizar en el desayuno, lo dejo para la semana que viene, cuando saque algunas fotos. En fin, personalmente hoy me zarpé con el desayuno, arranque con unos fiambres, después yogurt con cereales y por último unas masitas con café. Estoy que exploto así que siendo la 1 de la tarde tengo 0 ganas de almorzar, por lo tanto estamos al pedo, hasta las 2:30 mas o menos que vuelvan todos de almorzar y sigamos con el cursito.

El calor tampoco te motiva para salir a caminar, a decir verdad no hay mucho para recorrer por acá, la zona de IT de Kolkata está como en un descampado importante. Hay 3 o 4 torres y la civilización esta a 1 Km para el oeste. Ayer lo convencí a Fede para ir allá al mediodía porque hay una casa de cambio y yo quería comprar unos rupees. Nos fuimos a Technopolis que es otro edificio donde hay oficinas, parecido al nuestro. Hay unas oficinas de Cognizant (nuestra competencia), un comedor y bueno, la oficina de cambio en el segundo piso. La ida no fue muy problemática, pero a la vuelta sentimos como si el sol se hubiera acercado unos 5 millones de kilómetros a la tierra porque te juro que nos moríamos de calor. El kilómetro y medio hasta IBM se hizo eterno, la humedad no acompañaba, caminábamos junto a una avenida y estábamos apabullados por los bocinazos y los gases de los motores modelo ’60 quemando aceite. Nos estábamos derritiendo, ni los ranchitos con lago privado en el patio trasero ni la pelea entre un camionero que se le cruzó a un soldado nos hacía reir y olvidarnos un poco del mal humor y el calor.



Volviendo al tema de la mala suerte, pensé que la racha de mala suerte había llegado a su punto máximo y se estaba revirtiendo. Ayer cuando llegamos al edificio a Fede le dieron la tarjeta 13 y a mi la 31, o sea, eso tenía que ser una señal. Le habían pasado la mala suerte a él, se iba a convertir en la yeta del viaje y yo iba a poder respirar un poco de aire fresco y poder usar la pileta sin correr peligro de ahogarme o algo parecido. En la oficina, cuando prendí la máquina vi que tenía 512 megas y Fede una de 256, en otras palabras la mía era menos indecente que la de él, por ponerlo de alguna forma, increíble! Después me llama por teléfono mi amigo Nil Kumar para avisarme que en una hora me iba a llevar la valija al hotel. Todo iba sobre ruedas. En el viaje de regreso al hotel solo podía pensar en mi valija, en el reencuentro. Lo que yo iba a decir, lo que ella me iba a responder. Iba a ser un momento mágico, único. Tan especial sería ese momento que quise compartirlo con todos ustedes.


Bueno, después de estar 20 minutos tratando de abrir le valija (el amigo Kumar le puso dos precintos inviolables), confirmé que estaba todo en su lugar y pude disfrutar por primera vez en una semana entera de ropa limpia. Aprovechando la buena racha decidí aprender Squash, ya que Fede se ofreció a enseñarme. Me costó bastante olvidarme el swing de tenis y acostumbrarme a las paredes. Ahí empezó la mala racha de nuevo. Tratando da alcanzar una pelota al estilo Matrix pisé justo en la intersección piso-pared y todavía me sigue doliendo la pierna izquierda entera desde el tobillo hasta la rodilla. Todo mal! Y encima ahora se me rompió la máquina. Le pedí al chabón de sistemas que me la arregle pero acá son super burocráticos, para arreglarla hay que llenar 25 planillas y yo no me animo a abrirla porque en las compañías grandes hay que tener cuidado con el hardware, lo cuidan tanto que quizás te meten una cobra macho en celo adentro de la PC para evitar que la gente meta la mano.

Bueno, ya son las 14:06, en un ratito viene el amigo Ravichand para continuar el entrenamiento. Hoy pensaba escribir sobre la tele india, lo que sintonizamos cada vez que prendemos la tele, pero me parece que por hoy ya escribí bastante. Los dejo así planificamos nuestros viajes al Taj Mahal y a Jaipur. No se si les conté pero tenemos 3 fines de semana largos seguidos y vamos a aprovecharlos al máximo! Nos vemos!