martes, 8 de septiembre de 2009

First Contact


Son las 7 am del martes 8 de septiembre de 2009. En Argentina son las 22:30 pm del día anterior. Acabo de levantarme obligado un poco por el hambre (espero que el desayuno occidentalizado del Hyatt no me decepciones) y otro poco por la diferencia horaria. Aunque tengo que admitir que esta última no ha sido del todo problemática, porque desde que salimos de Buenos Aires el viernes a las 23:30 hs solo pudimos dormir de a ratos en los aviones, un poco en los aeropuertos y cuando ayer toque la cama de mi habitación del Hyatt, aunque en Buenos Aires no eran mas de las 3 de la tarde, acá pude dormir 6 horas de corrido.

Hablando del viernes pasado, es hora de empezar a contar un poco lo que fuimos viviendo. Estuve un poco complicado para escribir este blog, como ya se darán cuenta a medida que vayan leyendo. Recién ahora tengo un poco de tiempo libre, así que acá va todo.

Nuestro primer gran problema (y desencadenador del resto) fue que el avión de South African Airways que nos llevaría desde Buenos Aires hasta Johanesburgo se atrasó 6 horas, haciéndonos perder el resto de las conexiones. Por suerte le avisaron a Federico (mi compañero de viaje) que el avión se atrasaba y la hora a la que teníamos que ir al aeropuerto y el gentilmente me llamó, ya que de la aerolínea nunca me contactaron…

Al despachar las valijas en el aeropuerto, el flaco de la aerolínea se hacía el simpático pero mezcló todo y mi valija terminó a nombre de Federico y realmente todavía no se si algo quedó a nombre mío. No le dimos mucha importancia en el momento…pero sigan leyendo. Esperando en la puerta de embarque, charlábamos con Federico y nos causaron gracia dos cosas puntuales:

A los dos nos pasaba que cada vez que le comentábamos a alguien que íbamos a la India nos decían “Ay…que envidia, como me gustaría ir a mi…¿no me metés en la valija?”. Hoy en día puedo constatar que mi respuesta “Ok…viaja vos en mi lugar” era mas que acertada ya que hasta el momento no saqué una sola experiencia positiva y no tuve mas que contratiempos...aunque todavía no me quiero adelantar.

Mis contratiempos se relacionan más con la segunda conversación que nos hacía reír. Le comentaba que desde siempre fui una persona con poca suerte. En el juego, en el amor, en la vida en general. Si algo podía pasar que me desfavorezca…pasaba. La ley de Murphy. El se me reía y no pensaba que hablaba en serio, pero cuando llegamos a Kolkata y empezamos a enumerar las cosas que nos pasaron y más específicamente lo que me pasó solo a mi, empezó a creerme.

Llamaron para abordar el avión y nos ubicaron en una fila de 4 asientos, solo para nosotros, que nuestro amigo simpático nos supo dar al realizar el check-in. Pero no hay que olvidarse de mi suerte…nos dieron los asientos justo debajo de la tele, por lo que para ver algo había que hacer un esfuerzo sobrehumano para ver la tele de mas adelante. Para peor el monitor sobresalía hacia abajo, por lo que se complicaba bastante levantarse sin golpearse la cabeza.

Mas adelante el piloto admitió que no era el avión original, sino un muleto que consiguieron en Sudáfrica. Aparentemente también era muleta la tripulación ya que las azafatas te tiraban el carrito de la comida encima, ellos se tiraban encima tuyo, no eran muy amables que digamos y el aterrizaje por parte del piloto fue bastante brusco. Yo no tengo miedo a volar, pero el golpe que le dio a la nave cuando bajó la nariz me va a costar olvidarlo.

En fin, los asientos no se reclinaban, el apoyabrazos no se levantaba del todo, la comida desastrosa. No more to say.

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