domingo, 20 de septiembre de 2009

Un poco de cultura y Fede conoce el KK

Domingo 20/09 – 15:26: Hoy nos tocó una tarde de domingo lluviosa. En realidad ya dejó de llover pero una vez que te bañas, te tirás en la cama y prendés la tele…seamos realistas, es bastante complicado levantar un poco el nivel de actividad. Primero me ví obligado a reemplazar el asado o la pasta del domingo por una horita en el gimnasio y un chapuzón en la pile. Ahora ya entrada la tarde se me hace imposible tomar unos mates en familia o con amigos porque el mate no lo traje y mi único amigo está en la habitación de enfrente clavándose la tercera siesta del día, así que creo que lo mejor que puedo hacer es contarles un poco nuestro paseo de ayer y lo ignorantes que nos sentimos frente a la religión hindú.

El jueves mientras íbamos al trabajo notamos que la mayoría de los taxis, autos y hasta los rickshaws estaban decorados con flores, plantas y guirnaldas anaranjadas. También vimos luces en las columnas de las autopistas en construcción y en las máquinas usadas para construir el subterráneo. Todo esto sumado a los mini-templos improvisados que se pueden ver cada 3 o 4 cuadras. Están por todos lados en la ciudad, los venían armando desde el principio de la semana. Son unas construcciones precarias de bambú que después los cubren con telas de colores llamativos (nunca un blanco o un azúl oscuro, siempre fucsia, naranja, rojo sangre, etc). Este día particular se podía ver la figura de un dios o diosa adentro, y gente rezando, saltando y bailando alrededor. Yo pensé que era la diosa Durga, la “diosa madre” cuya fiesta se celebra el fin de semana que viene pero no, era la figura del dios de la ingeniería, el trabajo, de “los laburantes” para ponerlo de alguna forma. Incluso el día es feriado como el día del trabajador, pero no para la gente de IT y sistemas, al ser una ocupación “soft” nosotros tuvimos que ir a trabajar.

Nuestro amigo Suddhasatta (que se pronuncia Yudo Yuta) nos explicó que éste dios, llamado Vishwa-karma, es un dios “menor” comparado con Durga. La celebración de la semana que viene se hace en unas construcciones enormes (que mas tarde comprobamos que sí son enormes) y tiene un sentido más profundo para todos los indios (y más todavía en Kolkata). Es una celebración que se pasa en familia, creo que como la Navidad para nosotros. En nuestro caso como nuestra familia está lejos y no nos queremos arriesgar mucho a meternos en el medio de las celebraciones, vamos a mirar el Durga Puja por arriba y el viernes a la noche volamos a Nueva Delhi para conocer el Taj Mahal.

Durga es una diosa grosa con diez brazos, creada por otros diez dioses para matar a un demonio que se metió adentro de un búfalo. Esto era necesario porque el demonio quería dominar todos los niveles de la tierra (el superior donde viven los dioses, el medio donde vivimos nosotros y el inferior donde viven los demonios) y nadie quiere estar reinado por un demonio metido adentro de un búfalo. Este demonio adoraba a un dios que le otorgó la capacidad de ser inmortal en caso de que un hombre o dios macho lo quisiera matar. Esta es la razón por la cual los dioses crearon a Durga, una diosa mujer; cada dios le dio un arma y un brazo para sostenerla y matar a este demonio. En conclusión, en todas las Pujas vamos a ver a Durga con sus diez brazos y diez armas matando al demonio adentro del búfalo y al lado de ella vamos a ver a otros cuatro dioses cuyos nombres no recuerdo, solamente el de Ganesh que me llamó la atención porque tiene cabeza de elefante. No siempre fue así, supuestamente le cortaron la cabeza y Durga al ser tan poderosa se la reemplazó por la de un elefante. Esta religión es bastante interesante y complicada, Yudo nos contó que tienen 33 millones de dioses (si, 33 millones!) por lo que el estudio de la misma no debe ser una cosa fácil.


El viernes, ya convencidos de que el nightlife es nulo o tendiente a cero, decidimos pedirle a Yudo que nos lleve al mejor restaurant de Salt Lake City, él acá juega de local, vive a 5 o 6 cuadras del hotel y nos dijo que conoce muchos lugares, pero que están un poco más alejados. Desgraciadamente por problemas personales se le complicó la salida, pero nosotros ya veníamos imaginando de que íbamos a disfrutar la mejor cena hasta el momento, por lo que nos crujía el estómago y nos pedía que por favor lo llevemos a cualquier lado menos a los restaurants del hotel o a pizza hut o al KFC. No me costó mucho convencer a Federico de ir al KK Fusion.


Las complicadas dos cuadras que nos separan del KK Fusion fueron mas duras que nunca. Al ser viernes víspera de feriado (no se si esto realmente influyo…) la calle estaba mas superpoblada que de costumbre, yo diría que había el triple de gente. Si tienen en cuenta que no hay vereda para caminar, porque de un lado esta totalmente ocupada por la villa y del otro lado es puro barro porque hay un lago podrido, la única forma de trasladarse es por el medio de la calle. Las reglas de transporte de la India dicen que tiene prioridad el más grande, y ante una igualdad de tamaño, el que tiene la bocina más molesta. Los peatones somos insignificantes y no tenemos bocina, por lo que estamos en lo más bajo de la escala de prioridades. Si te tiran el auto encima vos tenés que pedir disculpas por no moverte. Después de la mini odisea de 200 metros, llegamos al KK Fusion.

Para los que se reían del nombre, quiero aclarar que KK viene de Kurry Klub, lo aprendimos este mismo día. No quiero exagerar pero fue la mejor comida que tuvimos hasta el momento. El día anterior habíamos cenado en el hotel un Ghosh Bryami (o algo así) que estaba superpicante (como todo lo de acá) que nos dejó los labios hinchados peor que los de Rocky. Para colmo el mozo se rehusaba a traernos pan para bajar el picante, y eso que le insistimos varias veces. En fin, lo primero que le pedimos al amable mozo del KK es que nos recomendara algo “low on spice” porque no íbamos a poder sobrevivir otra comida picantona. Pedimos casi todos los animales que se pueden poner cocidos sobre una mesa, menos carne de vaca por cuestiones religiosas. Yo de entrada pedí unas costillitas de cordero y Fede un pescado frito. Después seguí con un pollito con salsa y arroz y Fede con unos “prawns” (langostinos locales). Me pedí una Kingfisher para variar y cerramos con un postrecito. Volvimos al hotel tan felices por tener la pancita llena que nos importó poco el calor y la esquina hedionda.

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